jueves, 27 de marzo de 2014

Historia

La actual Premiá de Mar era, antiguamente, un pequeño barrio marinero de Premiá que se segregó, en el año 1836, de la actual Premiá de Dalt(por entonces San Pedro de Premiá o, simplemente, Premiá). La inauguración de la primera vía ferroviaria entre Barcelona y Mataró favoreció, notablemente, el crecimiento del pueblo.

El núcleo urbano se extendió a lo largo de la carretera de Mataró (Camino Real), alrededor de la actual calle de San Antonio, de la plaza del Ayuntamiento y de la iglesia de San Cristóbal. Las antiguas casas típicas (de las que todavía hoy se conservan bastantes en el casco antiguo) son construcciones con fachadas blancas, de planta baja y un piso, con un amplio ventanal, enrejado, que da a la calle y, generalmente, con un patio en su parte posterior.
Hacia finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, Premià de Mar sufrió la plaga de la filoxera, que causó la desaparición de los viñedos existentes en el pueblo. Posteriormente, empezó a desarrollarse una importante actividad industrial en el sector textil, metalúrgico y de la construcción, con la implantación, en el pueblo, de algunas fábricas importantes (Lio, Casa Za, La Propagadora de Gas o el Vapor Vell).
Después de la Guerra civil, la actividad del sector de servicios fue ganando terreno a medida que Premiá de Mar se iba consolidando como un lugar de veraneo. El Bellamar (junto con la estación de RENFE) fue, durante mucho tiempo, el único edificio instalado entre las vías y la playa. Era un restaurante con una discoteca y tenía una pequeña playa privada. A principios de la década de los noventa fue derribado ya que violaba la Ley de Costas. Hoy sólo se conserva el nombre de la playa.
A últimos de los años sesenta empezó una rápida extensión de la superficie urbanizada, especialmente hacia la montaña, hasta enlazar con los barrios periféricos de Premiá de Dalt, limitando con la autopista de Barcelona-Mataró. Asimismo se urbanizó la popularmente llamada Gran Vía (antes Avenida del 27 de enero) donde se construyeron altos edificios de apartamentos. Paralelamente, en las zonas más periféricas, cercanas a la playa, proliferaron las construcciones de torres de veraneo y casas unifamiliares.
El día 7 de febrero de 2007, en un fatídico accidente de tránsito en la N-II, a la altura del desvío en obras de la BV-5023, el alcalde Jaume Batlle fue arrollado por un coche, falleciendo en el acto. En recuerdo a este trágico accidente, y como forma de protesta ante el descontento de la gente al paso de la N-II por la población, cada día 7 de mes los habitantes cortan dicha carretera.



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